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miércoles, 21 de agosto de 2013

Here we are again


¡Hola amigüitos! ¿Qué tal?

Nosotras ya estamos por aquí otra vez desde principios de agosto. Sí, nos ha costado un poquito volver a escribir pero aquí estamos de nuevo, y eso que sinceramente lo que no me apetece escribir mucho porque acabo todos los días reventada. Las niñas están de vacaciones, todo el día en casa, un infierno, así que os pido ánimos para las dos semanas y media que quedan para que empiece el cole de nuevo.

Me desvío del tema en cuestión... Yo venía a contaros que el otro día tuvimos nuestro reencuentro después de UN MESAZO sin vernos (y por el camino que vamos nos espera otro mes para volver a vernos ya que, al ser el mes de trabajo de Lynda y estar Nathan missing totalmente, estoy currando todos estos fines de semana y el otro día la Ponyo me informó de que sólo le quedan ocho semanas aquí, dos meses, ocho fines de semana y hay que aprovechar y yo estoy trabajando y no nos vamos a ver y no vamos a salir de fiesta y no vamos a dormir culito-con-culito y ella se va a ir y yo me voy a quedar sola y ya sí que no nos vamos a ver y entonces me voy a sentir muy mal... Vale, ya me relajo jajaj).

Bueno, a lo que iba. El finde del 10 y 11 quedamos y, of course, el primer restaurante que visitamos fue Wagamama (mmmm noodles) y como estábamos un poco ¿melancólicas? fuimos al de la Torre de Londres porque fue al que fuimos con los putos cuando vinieron (ACLARACIÓN PARA VISITANTES: los apelativos "puta" y "puto" son, para nosotras, nombres cariñosos. Sé que los que nos conocéis lo sabéis pero me parecía oportuno dejarlo claro para todos aquellos que se topen con el blog de nuevas). Y después de ésto, fotitos al canto:


Después nos dimos un paseito y, como la señora tenía que currar, nos fuimos a su casa a cuidar del bebote Ethan.

Decidme que no está monoso :D

Las titas haciéndose fotos por separado. 

Luego quisimos hacer una todos juntos, pero estaba muy seriote y, 
como a tontunas no nos gana nadie, nos pusimos a hacer el idiota 
hasta que finalmente echó una sonrisita.

Al día siguiente nos fuimos a un mercadillo en Liverpool Street muy recomendable sobretodo para mujeres (también hay cosas de hombre, pero bastantes menos) que quieran ropa de establecimientos conocidos a bajos precios. Nos intercambiamos los papeles y la shopaholic de mi amiga se compró unos zapatazos monísimos y yo me compré un vestido super cuqui. 

También profundizamos en nuestra aventura de encontrar el mejor cupcake y nos compramos 2 cada una para hacer bien nuestro trabajo, no es que no nos pudiéramos decidir sólo por uno, no es que seamos unas gochas, no es que veamos un cupcake y haya que comprarlo. NO, es sólo que estamos muy comprometidas con esta tarea.

Un red velvet para cada una, uno de galleta Lotus y otro de brownie.

PUNTUACIÓN: el de red velvet estaba muy excelente, la crema de queso estaba muy buena y el cupcake esponjoso e incluso sabía a chocolate, que normalmente no saben, así que yo le doy un 8. Pero el de Lotus, el otro que yo me comí, me decepcionó mucho: la galleta estaba blanda del tiempo que llevaba en el cupcake, el bizcocho ni fú ni fa y, aunque el icing estaba muy bueno porque sabía un montón a la galleta, el conjunto no me llegó a convencer. Le doy un 4, no repetiría.
Los compramos en un puesto en el mercadillo de Spitalfields.


Y ahora la señora Rocío os va a deleitar con el conocimiento de cómo se come un cupcake:

Se le quita el papel un poco (no del todo para no mancharse los dedos) y se crea expectación. 
Hay que deleitarse, no engullirlo en un momento.

Se pega un primer mordisco. Con la nariz arrugada, si no no vale, no se disfruta igual.

Se piensa en si la cantidad de calorías que estás metiendo al cuerpo vale la pena.

¡Se pone cara de felicidad suprema!

Y ese fue nuestro fin de semana :D Espero poder volver a escribir otra vez pronto, porque eso significa que nos habremos vuelto a ver. Y, antes de despedirme, os dejo con una foto que espero os haga reir:

¡No tiene desperdicio!

¡Muchos besitos a todos!

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