Subscribe:

miércoles, 1 de abril de 2015

Cómo una chica puede ser MacGyver


¡Muy buenas a todos!

Vengo a comentaros que... ¡ya estoy en mi nueva habitación! Realmente estoy desde ayer, pero ya sabéis que el primer día siempre es un poco crítico (sobretodo para una servidora, que es muy sufrida. Y cuando digo sufrida es llorona jajaj), así que decidí no escribir para no hacer una entrada depresiva total. El hecho es que es mi segundo día aquí y ya estoy muchísimo mejor, va a ser que me estoy acostumbrando a los cambios, eso o que simplemente he tenido un día bueno.

Ayer me trajo Lynda en coche con todos mis bártulos y menos mal, porque en tren y metro no hubiera podido manejarme con una maleta de probablemente más de 25 kilos, una maleta de cabina, un bolso, una mochila, una bolsa del Primark de las grandes, la bolsa con el edredón y las almohadas, un escritorio y una bolsa con algunas cosas de comida básicas que me había preparado Lynda para el primer día  (y no tan básicas, que me metió una botella de vino, imagino que porque me conoce, para que ahogase las penas en vino jaja ¿He dicho ya que es un amor, no?). Así que aquí nos plantamos a las 11 después de haberme despedido de las niñas (ahí me mantuve fuerte y no lloré) y Lynda me ayudó a subir las cosas a mi cuarto y se despidió (ahí sí lloré). 

Cuando quise entrar en el cuarto... no podía de todas las cosas que había por medio y entonces ¿lo adivináis? Sí, lloré de nuevo. Ana 0- Habita 1. Pero no quise ahogarme mucho en mi miseria personal y, aún con la lagrimilla fresca, me puse a hacer cosas para mantenerme ocupada. Y cuando digo cosas es sacar todo al minúsculo descansillo (menos mal que la compañera no estaba en casa, porque sale de su cuarto y tiene que volver a entrar, por las escaleras no bajaba) para poder ir re ubicando el mobiliario de forma que encontrara un sitio para el escritorio. Giré la cama, moví la cómoda a un lado, metí la mesilla en el armario y ¡voilá! podía moverme. Ana 1- Habita 1.

Después de eso todo se hizo más fácil: deshacer la maleta por fin, después de un mes de estar medio deshecha medio manga por hombro, encontrar un huequito para cada cosa, poner las sábanas limpias, que le dio un ambiente totalmente distinto a la habitación y... éste ha sido el cambio:

Con el simple hecho de mover la cama he conseguido "mucho" más espacio, 
Hay que tener en cuenta que la habitación es pequeña y
tiene sus limitaciones, pero me entra todo, tengo espacio para moverme, poner el tendedero...



 Ahí estaba todavía la cosa a medio hacer, pero tuve que hacer un parón 
y salir a que me diera el aire y comer.

Al final el día, entre unas cosas y otras, se pasó volao. Se me hizo raro pasar de estar en familia, con el jaleo de las niñas, la tele, desayunar en compañía, a estar por mi cuenta, sin tener que dar detalles de si vas o vienes, si vas a comer en casa o no. Pero hoy ya lo tengo mucho más asumido y además he estado hablando con otra de las chicas de la casa y es muy maja. El tema de no tener sala de estar es que se socializa el tiempo que estás en la cocina, si te escuchan trasteando y quieren hablar, salen a olisquear, a preguntarte qué tal te adaptas, y si no se quedan en su cuarto.

Hoy me ha llegado la compra, he salido a dar una vueltecita, he recopilado todos los papeles que necesito para la entrevista con la agencia de mañana y ¡he hecho de MacGyver! El caso es que la habitación está situada de forma que le da el sol por la mañana, es muy luminosa y  está muy bien, siempre y cuando no sean las 6 de la mañana y te esté dando el solazo en la cara. No sé si os acordáis pero la habita tenía este estor:

Vamos, una maravilla para quitar la luz.

Y yo no sé por qué los extranjeros no tienen persianas. En serio, es algo que me llama mucho la atención. ¿Será por la sana costumbre de los españoles de echarnos la siesta que nosotros sí las tenemos?, ¿porque somos un país más soleado? Sea cual sea la razón, las echo de menos, esa oscuridad total aunque sean las 12 del mediodía. Pero como no puedo instalarlas en la casa, me he tenido que conformar con unas cortinas que había olvidadas en el armario. Ayer ya las encontré, las lavé y hoy, no dispuesta a pasar por la tortura de "si escondo la cabeza dentro del edredón para que no me de la luz, me muero de calor", me he decidido a instalarlas. 

Tenía todo lo que necesitaba: cortinas limpias, la barra, tornillos, sujeción para la pared, destornillador... ¡mierda! no tengo destornillador. Pero una se puede volver muy perspicaz, sobre todo si es una marmotilla, si hablamos de conseguir unas horas más de sueño placentero. Así que he oteado al rededor de toda mi habita hasta dar con la herramienta necesaria: unas pintas de depilar. Pongo el primer tornillo, genial. Me voy al otro lado, genial. Cojo el segundo par de tornillos y me cago en la mar salada: tiene la cabeza más gorda de forma que la pinza no hacía rosca. Peeeero... la parte de atrás de las pinzas es más gorda, a ver si... y efectivamente, con la parte de atrás de las pinzas he atornillado el segundo par y he podido colgar mi no-muy-bonita-pero-más-tupida-cortina. Ana 2- Habita 1.

Sí, tengo las toallas tendidas y no me ha dado la real gana de moverlas para la foto.

Creo que eso era todo lo que os tenía que contar. Ahora me voy a la cama, para estar mañana descansada para la entrevista. A ver si de una vez por todas me registro en una agencia y me van dando trabajitos para por las mañanas.

Un besito a todos. 

0 comentarios:

Publicar un comentario